Javier Darío Restrepo es experto en Ética periodística, maestro colombiano de esta materia en la Fundación del Nuevo Periodismo Iberoamericano, y referente obligado de los periodistas del continente. En octubre del año pasado el diario La República (Perú) le hizo una entrevista en la que habló sobre su especialidad.
En este post, rescatamos algunos de los fragmentos de aquella nota:
¿Enseñar ética a los periodistas no es como arar en el mar?
Es que realmente la ética no se enseña. La ética se comunica y se comparte. Es el resultado de experiencias. La verdad es que la ética es una forma de vivir.
¿Qué es más importante, la exactitud de la información o la entereza moral del reportero?
Lo uno va ligado con lo otro. Es imposible hacer una información exacta sin que el periodista sea un comprometido con la verdad. El resultado de ese compromiso con la verdad es la exactitud de la información.
Los que son cínicos en sus casas o en la calle, ¿pueden ser simultáneamente buenos periodistas?
Los periodistas sin ética es muy difícil que puedan ser buenas personas. Es imposible ser ético como periodista si no se es buena persona.
La cobertura instantánea de la noticia deja poco tiempo para la verificación, el contraste y la profundización. ¿Nos hemos vuelto esclavos de la inmediatez en perjuicio del buen periodismo?
Sí, la inmediatez conspira contra el buen periodismo, pero hay algo peor que la inmediatez y es el despilfarro del tiempo. El periodista parece que no toma conciencia de que el tiempo es un recurso no recuperable y, además, un recurso escaso. Cuando el periodista se convenza de eso, entonces comenzará a planear su tiempo y así contrarrestará el fenómeno de la inmediatez.
¿Qué hace poderoso a un periodista? ¿El rating, las encuestas de poder o la popularidad?
Que le crean. Uno es periodista para que le crean. No hay mayor capital para un periodista que su credibilidad y como tal se tiene que defender mucho más que la propia piel.
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