Es común que al anotarnos a alguna materia, conozcamos a alguien que ya la haya cursado. La primera reacción es preguntarle qué tal es. Esa pregunta general, engloba todos los aspectos que integran una cátedra: horas de cursada, contenido, parciales, finales, trabajos prácticos, coloquios, asistencia, profesor titular, y el/los adjunto/s.
Hay materias que, en base a las respuestas de esa inicial pregunta, son “buenas” así como otras, “malas”. También están esas asignaturas donde las opiniones están más diversificadas y no todos coinciden en la misma categorización. Tildar cátedras de “buenas”, “malas”, “que no te sirven para nada”, “copada porque aprendés”, son rótulos muy subjetivos, pero al fin y al cabo sirven para orientar al alumno que la cursará para saber con qué se va a enfrentar cuando entre al aula.
¿Qué es lo que hace que una cátedra sea buena? ¿Será que la idea previa que el alumno tiene en la cabeza se corresponde, luego, con la realidad? ¿Qué trata sobre temas de interés para el estudiante? ¿Qué una cátedra sea más sencilla que otra?
Pero también, ¿qué es lo que hace que una cátedra sea mala? Como en la anterior, hay muchos factores, entre ellos: que el contenido (tanto teórico como práctico) sea escaso, que las horas de clase sean menos que las pautadas, que los parciales sean preguntas-respuestas o ejercicos simplistas que no impliquen pensar, que el profesor te adelante preguntas del parcial/final, que los tp’s sean lo que se denomina cualquiercosa, que el docente no se comprometa con su propia materia, que el educando no sienta que le estén enseñando algo, que el profesor repita como loro lo que tiene en su apunte, que no motive a su clase, que subestime a sus alumnos, o que el contenido esté caduco.
Un claro ejemplo en la UNLaM de una mala materia es Computación. Cátedras donde mucho de lo que se enseña, casi no se aplica en la actualidad, donde no se aprovecha el potencial de esta ciencia para cada carrera en particular (ya que está diseñada con contenidos generales), donde algunos de los profesores subestiman a los alumnos y no motivan el aprendizaje, ni la asistencia, ni nada, sólo ganas de salir de la sala.
Con este ejemplo y las características descriptas más arriba, se evidencia que los alumnos estamos siendo maleducados. Pareciera que no se piensa en que se están formando profesionales, que deben estar capacitados para luego aplicar sus conocimientos en el trabajo, en la construcción y sostenimiento de un país.
Pero este síndrome catedrático no es excluyente de materias transversales de nuestra universidad; en cada carrera, existen este tipo de materias. Así como en otras instituciones también, y obvio, no sólo en el ámbito universitario sino también los otros niveles educativos.
Sin embargo, y por ser el objetivo de este blog, abordaremos la cuestión en nuestro ámbito universitario en nuestra universidad y nos interesamos: ¿Qué es, lo que para vos, influye para que una asignatura sea MALA? ¿Cómo y cuáles fueron tus experiencias?
Mala, mala eres
Publicado por Somos Comunicación en 14:27 Etiquetas: Alumnos, Opinión, Profesionales, unlam
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